Queremos aprovechar este espacio para dar las gracias a Francisco Espinosa y Carlos de Abuín. Nosotros no somos mucho de escribir cumplidos en espacio público, pero la verdad es que nosotros no lo vivimos como un cumplido sino como un acto de justicia y sinceridad.
Carlos fue quien, sin conocernos de nada, se ofreció y se mostró disponible para abrir todas las puertas de que era capaz. Esto, hoy en día, es un privilegio y una maravilla. Desde ese momento empezó una amistad que, más allás de la música, ha ido creciendo más y más. Cuando hay buena intención y espíritu de colaboración, las relaciones crecen de forma muy rápida.
A Francisco Esinosa le conocimos a través de Carlos de Abuín. Los dos tienen una manera de ser muy diferente: uno más bien callado y tranquilo; el otro no calla ni debajo de agua y es un "culo inquieto" (con mucho cariño). Pero hay algo que tienen en común: un amor incondicional a la música, una inquietud musical y vivencial que no se apaga (y aunque en momentos parece que se va a apagar, vuelve a resurgir como el fuego de una brasa) y, lo que nos parece más valioso: un tener las puertas abiertas a cualquiera que se acerca y un tender la mano desde el camino recorrido y la experiencia.
Muchas gracias, compañeros de camino, y ¡a seguir caminando juntos!
Un abrazo muy fuerte.
Rúa (Tito y Leticia)
Carlos fue quien, sin conocernos de nada, se ofreció y se mostró disponible para abrir todas las puertas de que era capaz. Esto, hoy en día, es un privilegio y una maravilla. Desde ese momento empezó una amistad que, más allás de la música, ha ido creciendo más y más. Cuando hay buena intención y espíritu de colaboración, las relaciones crecen de forma muy rápida.
A Francisco Esinosa le conocimos a través de Carlos de Abuín. Los dos tienen una manera de ser muy diferente: uno más bien callado y tranquilo; el otro no calla ni debajo de agua y es un "culo inquieto" (con mucho cariño). Pero hay algo que tienen en común: un amor incondicional a la música, una inquietud musical y vivencial que no se apaga (y aunque en momentos parece que se va a apagar, vuelve a resurgir como el fuego de una brasa) y, lo que nos parece más valioso: un tener las puertas abiertas a cualquiera que se acerca y un tender la mano desde el camino recorrido y la experiencia.
Muchas gracias, compañeros de camino, y ¡a seguir caminando juntos!
Un abrazo muy fuerte.
Rúa (Tito y Leticia)
No hay comentarios:
Publicar un comentario